Ésta es la continuación a la entrada anterior acerca del resumen del Webinar impartido por Carlos González (y organizado por LactApp).
LOS CEREALES PARA
BEBÉ: EVITARLOS.
Es otro punto que el ministerio irlandés destaca, y una opinión
cada vez más generalizada en muchos pediatras: EVITAR la comida procesada aunque esté especialmente indicada para
bebés: potitos, purés, cereales para el biberón… Como apunta CG, los verdaderos cereales se encuentran en
la pasta, pan, frijoles, etc. Los “indicados” para bebés son:
-Caros.
-Saben a dulce (vainilla y otros aromas) con lo
que al bebé se le está acostumbrando a un sabor artificial desde muy pequeño.
-Tienen demasiado azúcar. Hay que leer siempre
las etiquetas; los hay con un 25% de azúcar. Y ojo, aunque pongan la coletilla
de “sin azúcares añadidos”, no significa que no lleven azúcar. De hecho, hay
dos trucos perfectamente legales a los que los fabricantes recurren para
aportar azúcar sin que éste sea añadido como tal:
o Cereales
hidrolizados: de este modo el almidón del cereal en cuestión (trigo,
cebada…) se convierte parcialmente en azúcar para que sea más dulce.
o Añadir como ingrediente zumos de fruta concentrados. El zumo concentrado de manzana
es igual al zumo concentrado de remolacha: azúcar.
Respecto los cereales para bebés, hay una estupenda entrada
del blog Dime que Comes. Podéis ampliar la información y divertiros con su
forma amena y mordaz de abordar este tema.
Los argumentos para evitar los cereales ya los había
escuchado hace tiempo de la mano del nutricionista Julio Basulto. Después de
asistir a sus charlas, me convencí que hacía bien en no sumarme a la
“normalidad” que aún día es hoy dar biberones con cereales (sobre todo por la
noche, "para que duerman mejor!").
LA IMPORTANCIA DE EMMARCAR LA AC
EN UN ENTORNO FAMILIAR SALUDABLE
Hasta la fecha, en las consultas los pediatras han venido recomendando que a la hora de preparar la comida para el bebé de los 6 a los 12 meses, se
le separara su “ración” para no añadir sal ni azúcar, y se condimentara el resto de la comida que se estuviera preparando para los otros miembros de la
familia. CG admite que esta directriz ha fracasado. Los niños españoles
consumen de media demasiada sal y demasiado azúcar. Así que no parece que sirva
de mucho evitar ambos hasta el año, y que a partir de ahí se “abra la veda”.
Por eso, las últimas recomendaciones van encaminadas a
evitar añadir sal y azúcar en todo el ambiente familiar: si no es bueno para usted,
no lo será para su bebé, y a la inversa. Al final, ese bebé crecerá comiendo
igual de “bien” o de “mal” que el resto de su familia con la que conviva, (así
que no tiene sentido evitar darle al bebé patatas fritas si las va a comer
recurrentemente a los 2 años). Por supuesto, lo ocasional es lo ocasional,
claro. Siempre se pueden hacer excepciones. Pero la norma general es procurar
una alimentación saludable para toda la familia. Al respecto, CG da unas pautas muy-muy
básicas para propiciar ese ambiente saludable:
-Acompañar las comidas principales de verduras,
legumbres, arroz, etc en lugar de frituras.
-Cocinar con poca o ninguna sal.
-Comer pocos dulces.
-Beber agua como bebida principal. Evitar
refrescos.
-Evitar comprar comida procesada de todo tipo.
-No añadir azúcar en general "a todo" o "por defecto" (los yogures pueden consumirse sin cucharadas de azúcar!). Esto es
especialmente importante al más tierno principio de la infancia, puesto que la industria alimentaria nos quiere captar desde bebés para que nuestro paladar se acostumbre al azúcar...
http://www.5aldia.es/es/piramide.php |
En resumen: si hasta ahora el bebé no tomaba azúcar, de verdad a partir del año, cuando aún tiene edad para pedirlo, debemos ofrecérselo en formato de colacao, galletas, etc? Ya tendrá tiempo de pedirlo... mientras, hagámosle un favor ;)
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