En nuestra casa trabajamos
los dos a jornada completa. A eso sumadle un bebé. Resultado: tiempo escaso.
La logística para preparar
las comidas, pues, es algo fundamental para nosotros.
Por eso contamos con un
calendario de menús que tenemos colgado en la nevera y que actualizamos semana a semana en función de los alimentos que
quedan en el fondo de la nevera/despensa y en función de los alimentos de la
temporada.
Como paso previo a confeccionar el menú, pues, lo
primero que hago es mirar qué tengo en la nevera (para darle salida), qué tengo
en el congelador y qué me queda en la despensa. Y en base a ello, hago el menú
y la lista de la compra.
Antes de poner algún ejemplo
de menú, quisiera introduciros en nuestra realidad a la hora de planificar los
menús semanales:
¿Cómo lo estructuramos?
La peque come lo mismo que
nosotros la mayoría de comidas. Aquellos platos que no los veo indicados, tiro
de reservas que ya tengo expresamente para ella, o bien a la hora de preparar
la comida, adapto la suya.
¿Por qué no cocinamos
expresamente para ella?
1- Porque en casa ya comemos muy saludable y
equilibrado de por sí: sin apenas sal, 0 azúcares, ni frituras. Las técnicas de
cocción que empleamos son siempre al vapor, a la plancha, hervido o al
papillote. Así que no nos es necesario cocinar de un modo distinto para ella.
2- Porque por indicación pediátrica y directrices
de sanidad generales no seguimos ningún calendario “encorsetado” en relación al orden de la introducción de
alimentos, lo cual hace las cosas más sencillas todavía. Lo de no darle huevo
hasta los 8 meses (por poner un ejemplo) no lo hemos debido que tener en
cuenta.
3- Porque es más rápido, fácil y coherente.
Seguro que podéis adaptar la
mayoría de comidas que ya estáis cocinando para vosotros (los papis) a vuestros
bebés. No todo, claro, pero gran parte se puede. Por ejemplo, si cocinamos
macarrones con verduras, podríamos cortar/cocinar esas verduras en trozos
grandes, y ofrecérselas junto a los macarrones, y las nuestras las podríamos
cortar a cuadraditos y cocinarlas como de costumbre. ¿Qué ese día no se puede adaptar?
En nuestro caso, lo mejor es tener el congelador lleno de “planes B” en forma
de mini hamburguesas (de arroz, lentejas, carne….
¿Qué comidas comparte con
nosotros?
El desayuno (7:00 am) con los
dos.
El almuerzo (13:30 pm) con
mamá.
La merienda (17:30 pm) con
papá.
A fecha de hoy tiene 10
meses, y no comparte cena con nosotros (cena teta, básicamente), puesto que a
las 20:00 pm ya está rendida.
¿Qué estructura tiene sentido
en nuestro menú?
De lunes a viernes (los findes siempre hacemos planes diferentes
y sin apenas rutinas establecidas).
¿Cocinamos día a día o
cocinamos mucho “de golpe” para tirar de reservas?
Pues ambos.
Los domingos lleno la
vaporera a tope de verduras cortadas en trozos grandes para ella. Y es el día
en que aprovecho (1 vez al mes) a cocinar algo sí hecho expresamente para ella
para tener un fondo de despensa en caso que haya algo de comer que no lo vea
adecuado. Por ejemplo, hago hamburguesas (tenéis varias recetas en mi blog) de
forma que tengo para 1-2 meses aproximadamente.
El resto lo cocinamos día a
día por la tarde. PERO debo decir que eso no nos ocupa más de 30 minutos (como
mucho).
Nuestro calendario no es el
mejor ni el peor. Es el que nos funciona a nosotros y se adapta a nuestro
contexto, gustos y necesidades.
Este ejemplo es de la semana 17 a 21 de octubre, teniendo Mia 10 meses recién cumplidos:
Consideraciones:
Desayuna
lo mismo siempre: sí, es así. No lo veo ni mejor ni peor, mientras semana a
semana el resultado global sea equilibrado.
No
hay carne ni pescado CADA día: ídem. No es ni mejor ni peor. Consideramos que
hay que mantener un equilibrio entre las proteínas vegetales y animales (muchas
veces se abusa de las segundas).
Desde
los 9 meses, aunque no aparezca en el menú, le ofrecemos postre y pan en el
almuerzo, cuando vemos que sigue con hambre. Es difícil de prever, porque en el
caso de Mia, un día tiene apetito voraz y al siguiente deja la mitad en el
plato (que no tiro, por supuesto. Lo guardo para el día siguiente).
Siempre
aliñamos las comidas con aceite de oliva virgen.
Le
ofrecemos agua en cada una de las comidas.
Cuando
pongo “Galletas” me refiero a las que le hago yo en casa, que sólo llevan
plátano y avena.
La
leche de avena que gastamos sólo lleva avena y aceite de girasol, y apenas sal.
Es de la marca Soria Natural. Ponemos en una tacita de café un par de
cucharaditas de avena, la llenamos de leche de avena, y al micro durante 20
segundos para que espese. Se la damos con cuchara. Y no, no sufráis, que el BLW
va más allá de “no darle nosotros la comida” ;)
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